Como la «voz de los Denver Nuggets», Kyle Speller es famoso por su estruendosa locución en los partidos de básquet de la NBA de su club. «¡Vamos!», ruge por el micrófono, y miles de aficionados presentes y millones que miran o escuchan reaccionan ante la voz por la que nominaron a Speller como Locutor del Juego de las Estrellas 2022. «Sé cómo sentir a la multitud y crear esa atmósfera en el estadio», dice. Sin embargo, cada palabra de su arte vocal, presentada también en publicidades de radio y televisión, es para glorificar a Dios. Speller agrega que su tarea es «hacer todo para una audiencia de Uno solo».
Mi madre y la Sra. Sánchez, vecinas y buenas amigas, y que por más de diez años nuestras casas se conectaban por el patio trasero, se convirtieron en amistosas rivales. Todos los lunes, competían para ser la primera en colgar al aire libre la ropa recién lavada. «¡Me volvió a ganar!», decía mi madre. Pero a la semana siguiente, mamá sería la ganadora. Y ambas disfrutaban su amistosa competición semanal. Pero, además de eso, compartían su sabiduría, historias y esperanza.
La pandemia estaba ganando. Esto pensaba Jason Persoff, un médico de emergencias en un hospital dedicado a salvar a enfermos de Covid. ¿Cómo podía ayudar mejor? Durante su tiempo libre, se relajaba tomando fotos ampliadas de cosas pequeñas: copos de nieve. «Suena loco» dice Persoff. Pero disfrutar de algo pequeño pero hermoso es «una oportunidad de vincularme con mi Creador y ver el mundo como pocos tienen tiempo de verlo».
Los aplausos resonaron cuando los mejores alumnos de la escuela recibieron sus menciones especiales. Pero el programa no había terminado. El reconocimiento siguiente no era para los «mejores» académicamente, sino para los que habían trabajado duro para mejorar sus calificaciones, corregir su comportamiento y aumentar su asistencia a clases. Sus padres aplaudían radiantes ante los avances de sus hijos; sin mirar sus fracasos pasados sino su nueva manera de andar.
Se lo conoce como el militar cuyo discurso de graduación sobre tender la cama todos los días tuvo más de 100 millones de reproducciones en línea. Pero el retirado almirante William McRaven comparte otra lección cautivadora. Durante una operación militar en Medio Oriente, admite que varios miembros de una familia inocente fueron asesinados por error. Convencido de que la familia merecía una disculpa, se atrevió a pedirle perdón a un padre desconsolado.
La doctora Tiffany Gholson vio cómo el delito afectó de muchas maneras su pequeña ciudad de East Saint Louis, Missouri, en Estados Unidos. Sin embargo, en 2023, los homicidios se redujeron 31 %, y los delitos en general, 37 %. ¿Qué pasó? Hubo una participación conjunta. La policía estatal y municipal, el distrito escolar y una organización de fe combinaron sus esfuerzos para dar vuelta la situación para todos los ciudadanos.
Holly Cooke no tenía ni un solo amigo cuando se mudó a Londres. Los fines de semana se sentía miserable. La ciudad encabeza la lista de lugares donde la gente se siente deprimida: el 55 % de los londinenses se sienten solos, en comparación con los habitantes de Lisboa, Portugal, donde solo un 10 % sufre de soledad.
Alex Smalley, líder de una investigación sobre los efectos del clima, quiere que todos se despierten más temprano o que hagan una pausa al final del día. ¿Por qué? Para contemplar los amaneceres y los atardeceres. Según él, esos momentos fugaces son los más hermosos e inspiradores del día, ya que pueden mejorar el humor, aumentar las emociones positivas y disminuir el estrés. Smalley dice: «Cuando ves algo tan vasto y maravilloso o que produce este sentimiento de asombro, tus problemas pueden parecer menores y no te preocupan tanto».
A nuestra pícea azul se le caían las piñas y las agujas. El experto en árboles la miró y dijo: «Las píceas son así». Había esperado una explicación mejor… o un remedio. Pero el hombre se encogió de hombros y volvió a decir: «Las píceas son así». Por naturaleza, los árboles dejan caer agujas. No se puede cambiar.
A Ole Kassow, de Copenhague, le encantaba andar en bicicleta. Una mañana, vio a un anciano sentado solo con su andador en el parque, y pensó en por qué no ofrecerles a los ancianos la alegría y la libertad de un paseo en bicicleta. Un día soleado, fue a un hogar de ancianos con una bicicleta de tres ruedas y ofreció llevarlos a pasear. Le encantó cuando un miembro del personal y un residente fueron los primeros participantes de Cycling Without Age [Ciclistas sin edad].